Teniendo el románico en el país una decisiva importancia y siendo la Ribeira Sacra el máximo exponente gallego con rutas como las del románico del Miño y del Sil, tenemos en la “Casa do Portomeñe” uno de los enclaves imprescindibles para mirar la historia de cerca.
La presencia cotidiana de las calzadas romanas, los cruceros así como los petos de ánimas, entre otros, son ejemplos propios y vivos de los excelentes trabajadores de la piedra que hubo y hay en Galicia y nos hacen sentir la proximidad de la vida en el más puro y sencillo de los sentidos. Como ejemplos, la Parroquia en Lugo San Vitorio y la Parroquia San Vitorio de Ribas de Miño.
Si retrocedemos en el tiempo, la cultura castrense se manifiesta en los numerosos castros celtas que pueblan la zona y son de fácil acceso.
Buenas muestras de la arquitectura civil gallega son los pazos-fortaleza de Sabadelle o Vilar de Esperante, que datan del siglo XV, cuando el viejo castillo chantadés de Arcos fue asaltado en las célebres revueltas irmandiñas y que todavía hoy conservan parte de la torre del homenaje.
Son de especial interés también los monasterios que se encuentran a poca distancia de la “Casa do Portomeñe”, como los de Ribas de Miño, Ribas de Sil o Oseira, así como las iglesias románicas de San Miguel do Monte, Nogueira, Pesqueiras, Muradelle, Requeixo, San Salvador de Asma, Taboada dos Freires, Bouzoa o San Vicente de Argozón, de la que fue párroco D. Begnino Ledo, conocido popularmente como “o cura das Abellas”, que da nombre a nuestra biblioteca.